Golpes de calor en niños menores de 3 años: cómo evitarlos y protegerlos

Tiempo de lectura: 3 minutos

El verano y las olas de calor pueden ser una época de disfrute para las familias, pero los golpes de calor representan un riesgo importante para los menores de 3 años. El golpe de calor es una emergencia médica que puede desarrollarse rápidamente, por eso la prevención y la información es clave.

En este artículo de Bebé a Bordo, el baby coach de Bezoya, encontrará desde la importancia de la hidratación hasta los síntomas de alarma de un golpe de calor y los pasos a seguir.

¿Por qué los niños menores de 3 años son tan vulnerables al calor?

Los niños pequeños tienen características fisiológicas que los hacen especialmente susceptibles al calor extremo. Su sistema de regulación de la temperatura corporal aún no está desarrollado, sudan menos que los adultos y tienen una mayor proporción de agua en el cuerpo. 

Los niños pequeños tienen características fisiológicas que los hacen especialmente susceptibles al calor extremo.

Además, dependen completamente de los adultos para hidratarse y protegerse del ambiente. Un descuido, puede tener consecuencias graves en cuestión de minutos.

Síntomas de golpe de calor: ¿cómo reconocerlos?

Es fundamental identificar los síntomas de un golpe de calor para actuar rápidamente y evitar complicaciones graves. 

  • Fiebre alta (más de 40°C) sin sudoración
  • Piel caliente, seca y enrojecida
  • Irritabilidad, llanto inconsolable o, por el contrario, somnolencia y decaimiento
  • Vómitos o diarrea
  • Respiración rápida y superficial
  • Convulsiones
  • Pérdida de conciencia

Fiebre alta, irritabilidad, vómitos o respiración rápida son síntomas de un golpe de calor en menores de 3 años.

Ante la aparición de estos síntomas, es vital actuar de inmediato. Acude a urgencias y que el niño pueda ser evaluado por un profesional de la salud. Importante, no administres medicamentos para bajar la fiebre sin indicación médica.

La importancia de la hidratación en verano.

Cuando hace calor, el cuerpo pierde líquidos rápidamente a través del sudor, y si no se reponen, se produce deshidratación, lo que aumenta el riesgo de golpe de calor. 

Los niños menores de 3 años no siempre son capaces de expresar que tienen sed, por lo que es fundamental que los adultos estén atentos y les ofrezcan líquidos con frecuencia.

  • Ofrece agua frecuentemente: No esperes a que el niño pida agua. Ofrécele pequeños sorbos a lo largo del día, especialmente si está jugando, sudando o hace mucho calor si ya ha comenzado la alimentación complementaria. Puedes saber más sobre las cantidades de agua recomendadas en nuestro artículo ¿Cuándo, cómo, y qué cantidad de agua necesitan tomar los bebés?
  • En el caso de lactantes: Durante los seis meses de vida, aumenta la frecuencia de las tomas de pecho o de biberón
  • ¡Importante! No todos los líquidos son buenos, evita bebidas azucaradas o gaseosas, ya que no son recomendables y pueden empeorar la situación.

Haz de la hidratación un hábito y lleva siempre una botellita de agua a mano cuando salgas de casa. Y sobre todo enseña con el ejemplo, bebe agua delante de los niños y anímales a hacerlo.

Ofrece agua frecuentemente, o aumenta las tomas de pecho si aún son lactantes, para hidratar a tus hijos.

Otros consejos para prevenir golpes de calor

Vestimenta y protección solar

Elige prendas ligeras, de algodón, holgadas y de colores claros, que permitan la transpiración y no retengan el calor. Los gorros o sombreros de ala ancha son ideales para proteger la cabeza y la cara.

Además, utiliza protector solar en las zonas expuestas, aunque la mejor protección es evitar la exposición directa al sol. Te recomendamos leer nuestro artículo Protección solar en niños: ¿Qué debemos tener en cuenta?

En verano los más pequeños deben usar prendas ligeras, de algodón, holgadas y de colores claros.

Evita la exposición al sol en horas críticas

El sol es más intenso entre las 11:00 y las 17:00 horas. Durante este periodo, procura que los niños permanezcan en lugares frescos, con sombra o bien ventilados. En la playa o la piscina, utiliza sombrillas o carpas y refresca al niño con frecuencia.

Y sobre todo, evita que los niños pequeños realicen actividades físicas intensas durante las horas de más calor. Opta por juegos tranquilos y en lugares frescos. 

Mantén los espacios frescos y ventilados

En casa, mantén las habitaciones frescas y bien ventiladas. Usa ventiladores o aire acondicionado si es necesario, pero evita que el aire dé directamente sobre el niño. 

Información revisada y respaldada
por nuestro equipo de expertos
en Nutrición y Salud
Bebé a Bordo

El baby coach de Bezoya que te acompaña desde el embarazo, parto y postparto, hasta sus primeros pasos.

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