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Deporte e hidratación: ¿cuándo es mejor hidratarse? ¿antes o después?

La hidratación es fundamental para nuestro organismo. Mantener unos niveles óptimos de hidratación contribuye a mantener las funciones físicas y cognitivas normales. Para lo cual, la OMS recomienda beber 2L de agua al día. Como es lógico, cuando hacemos ejercicio perdemos importantes cantidades de líquido que debemos recuperar. Hoy, te hablamos sobre deporte e hidratación y te indicamos cuándo debes hidratarte a la hora de realizar una práctica deportiva.

Hidratación antes del ejercicio

La hidratación antes de hacer ejercicio es esencial para la actividad que vayamos a realizar. Beber agua antes de entrenar ayuda a mantener los niveles de líquidos corporales. Se recomienda consumir alrededor de 500 ml de agua 2 horas antes de iniciar el ejercicio y otros 250 ml 15-30 minutos antes para asegurar una hidratación adecuada. Esto, además, hará que tus músculos estén en condiciones óptimas para realizar la práctica deportiva y contribuirá a prevenir posibles lesiones.

Hidratación durante el ejercicio

Sí o sí, debemos reponer los líquidos perdidos a través del sudor. Beber agua regularmente durante el ejercicio evita que los niveles de hidratación bajen y puede ayudarnos a mantener nuestro rendimiento. Las necesidades de hidratación varían según la intensidad y la duración del ejercicio, así como las condiciones ambientales.

Procura beber pocas cantidades en intervalos más o menos regulares mientras haces ejercicio. No hay una cantidad total concreta que debas ingerir, sino que tus necesidades dependerán principalmente de lo que pierdas como consecuencia de la sudoración. El agua es la opción idónea para reponer el nivel de líquidos, ya que nuestro cuerpo lo absorbe con rapidez.

Deporte e hidratación

Rehidratación después del ejercicio

La hidratación después del ejercicio es igualmente importante. Después de la actividad, el cuerpo continúa perdiendo líquidos y electrolitos a través del sudor y la respiración. Reponer estos nutrientes esenciales es clave, ya que puede ayudar en la recuperación. Lo recomendable es beber alrededor de medio litro de agua en las horas posteriores al ejercicio y seguir consumiendo líquidos a lo largo del día.

Ten en cuenta que te vas a reponer del esfuerzo realizado cuanto antes restituyas tu nivel de líquidos. Y esto es fundamental, porque esa reposición de líquido gracias a la ingesta de agua es la que ayuda a tus músculos a recuperarse. Así, si después del ejercicio debes ir a trabajar o continuar con tu rutina, podrás incorporarte con la energía óptima. De otra forma, tendrás la sensación de cansancio y desgaste durante todo el día.

 ¡Escucha a tu cuerpo!

Cada persona y situación es única. Escuchar las señales de tu cuerpo es fundamental. Factores como la duración del ejercicio, la intensidad, la temperatura ambiente y tu nivel de sudoración influyen en tus necesidades de hidratación. Por eso es importante que aprendas a identificar esas señales que nos indican cuándo necesitamos beber agua. El primer aviso, y más evidente, es la propia sed o tener la boca y garganta secas. Pero si hablamos de hacer ejercicio, un síntoma al que debemos hacer caso es cuando sintamos una disminución del rendimiento.

Ya sabes, antes, durante y después del ejercicio, ¡hidrátate! Antes, para preparar tu cuerpo; durante, para mantener el rendimiento; y después, para favorecer una recuperación efectiva. Adaptar tus hábitos de hidratación a tus necesidades individuales, clima y condiciones de ejercicio te permitirá maximizar tu desempeño atlético y mantener una salud óptima durante tus actividades físicas.