Suelo pélvico y postura en el posparto: es importante reeducar

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A menudo pensamos en el embarazo como uno de los momentos de mayor transformación física y psicológica de una mujer. Pero, muchas veces, olvidamos que el cambio más radical se produce con el nacimiento del bebé. El embarazo es una etapa de trasformación progresiva: día tras día y semana tras semana, el crecimiento del bebé produce un aumento de peso en la parte delantera del cuerpo y la postura de la mujer cambia como consecuencia. Para compensar este desequilibrio, la musculatura empieza a trabajar de una forma diferente e, incluso en las última semanas, se observan cambios como una mayor separación de las piernas o un aumento de las curvas de la columna. Pero con el nacimiento del bebé llega una nueva trasformación que no es progresiva, sino que en cuestión de horas el cuerpo de la mujer vuelve a cambiar, y esta vez, su postura deberá reorganizarse a la vez que aparece un abanico de nuevos movimientos como son abrazar, besar, alimentar o asear al bebé.

Muchas mujeres asocian estos cambios posturales con molestias físicas, calambres musculares o incluso fuertes dolores de espalda, creyendo que son dolencias típicas del embarazo y el posparto, ante las que solamente cabe resignarse. Sin embargo, el mantener una actividad física adecuada y respetuosa con el momento del embarazo, ayuda a equilibrar tu cuerpo y a evitar dichas dolencias (1). Una actividad basada en toma de conciencia de la postura a base estiramientos controlados, ejercicios de reeducación de la postura y el equilibrio es muy adecuado para mejorar tu bienestar. Este tipo de actividad te ayudará a integrar los cambios que se producen en el embarazo y a equilibrar tu cuerpo para evitar dolores. En el posparto es importante continuar con este tipo de ejercicios para recuperar tu postura y el tono de la musculatura abdominal.

Otra zona del cuerpo que sufre un gran cambio es la musculatura del suelo pélvico. A medida que crece el bebé, se aumenta la presión hacia la zona de la vejiga y, con ello, la frecuencia de orinar. En el momento del parto, si éste es vaginal, la musculatura del periné debe estirarse para permitir la salida del bebé. Existen circunstancias en las que hay que realizar un corte en esta musculatura (llamado episiotomía), o en las que se produce un desgarro. Una vez más, la preparación es importante para disminuir el riesgo de lesiones. De hecho existen estudios que demuestran cómo ciertas técnicas de fisioterapia ayudan a minimizar el uso de episiotomía o desgarro (2). El masaje de la zona perineal a partir de la semana 30 de embarazo disminuirá el riesgo de episiotomía o desgarro de la musculatura del suelo pélvico y se acelerará su recuperación. La ausencia de desgarro o episiotomía se asocia con un mejor control de las ganas de hacer pis, un mayor bienestar en la mujer e incluso ausencia de sensaciones dolorosas o desagradables en el momento de reanudar las relaciones sexuales.

Por lo tanto, es recomendable empezar a prestar atención a nuestro cuerpo desde el embarazo y no esperar al posparto. Estas son algunas de las ventajas:

  • Trabajar tu cuerpo durante el embarazo ayuda a entender qué es una buena postura y a diferenciarla de una tensión excesiva. El gran fracaso de intentar mejorar nuestra postura es no haber sentido en nuestro cuerpo qué es una postura erguida: muchas personas generan tensión en sus hombros al intentar corregir la posición de su espalda y a los pocos minutos vuelven a su posición incorrecta. El embarazo es el momento idóneo para identificar y equilibrar los grupos musculares que nos deben mantener erguidas sin esfuerzo.
  • El realizar ejercicios de tonificación (también llamados ejercicios de Kegel) y masaje perineal, ayudará a identificar cuáles son las sensaciones de contracción y relajación de estos músculos. El estiramiento que se produce durante el parto provoca una alteración de la sensibilidad, e incluso, confusión a la hora de contraer adecuadamente los músculos del suelo pélvico. Si hemos integrado estas sensaciones durante el embarazo, será mucho más fácil recuperarlas en el posparto (2).
  • El mantener una forma física adecuada será de gran ayuda en el momento del parto, disminuyendo el cansancio y sensación de fatiga, afrontando mejor cada una de las contracciones. Igual que los deportistas realizan un entrenamiento progresivo a la hora de enfrentarse a un reto deportivo, el embarazo es el momento en el que debemos prepararnos para el parto. Una actividad aeróbica suave a moderada contribuirá a una mejor resistencia durante el parto.
  • Ayudarás a prevenir complicaciones físicas comunes del embarazo como son los dolores de espalda, calambres musculares, incontinencia urinaria, etc., acelerando la recuperación posparto (1). Hace años se pensaba que este tipo de dolencias era lógicas en el embarazo y nada se podía hacer más allá de la resignación. Hoy en día se considera la prevención una clave en estos y otros casos.
  • Y, por último, y no por ello menos importante, el realizar una actividad física orientada a embarazadas te ayudará a conectar con tu bebé, a sentir cada uno de sus movimientos y a disfrutar de la preciosa trasformación que tu cuerpo experimenta para albergar una nueva vida en tu interior. Disfrútalo.

Fuentes:

(1) La Fisioterapia previene las complicaciones físicas más comunes tras el embarazo. Colegio Profesional Fisioterapeutas de la Comunidad de de Madrid. Abril 2014. http://www.consejosdefisioterapia.org/la-fisioterapia-previene-una-de-las-consecuencias-fisicas-mas-comunes-tras-el-embarazo/
(2) Análisis del masaje perineal y de otras medidas físicas en relación al desgarro perineal y al uso de la episiotomía durante el parto. http://www.cuestionesdefisioterapia.com/index.php/main/articulos/article/41/2/6

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