La respiración es sinónimo de vida

Tiempo de lectura: 2 minutos

Es lo primero que hacemos al nacer, pasamos de un medio acuoso, que es el líquido amniótico, a un medio aéreo.

Las respiraciones pueden ser profundas o superficiales, largas o cortas, suaves o intensas…  y tienen mucho que ver con cómo te estás sintiendo, con tu estado anímico y con lo que estás haciendo. Si estás nerviosa se aceleran, cuando duermes, la respiración se vuelve rítmica y suave, cuando haces ejercicio es mucho más rápida porque el cuerpo demanda más oxígeno… La respiración se modifica según la emoción que estés viviendo. Esto es visible cuando una persona tiene un ataque de ansiedad e hiperventila; en ese caso las respiraciones son cortas y muy rápidas, y no se exhala el mismo volumen de aire que se inhala.

Pero a veces también sucede al revés, es decir, cuando cambias el patrón o el ritmo de la respiración, puedes empezar a sentir mareo o ansiedad y cambias tu estado anímico a partir de tu respiración.

Cuando escuchas tu respiración, es importante mantenerte concentrada en tu cuerpo y poco a poco, sin prisas, la debes ir alargando. Si consigues exhalar bien todo el aire que has inhalado, tu estado emocional se estabiliza te calmas.

Así que, si la respiración influye en el estado mental, emocional, en el nivel de estrés, en el sueño… aprender a respirar de forma correcta mejora tu salud y bienestar, mejora tu concentración, te aporta serenidad, y te puede ayudar a afrontar situaciones intensas y/o estresantes. La respiración es una comunicación contigo mism@ y con la vida.

A esto, se le llama respiración consciente. Se trata de un pequeño ejercicio que te puede llevar tanto tiempo como quieras, pero te recomiendo que para empezar sean, como mínimo, 3 minutos: Inhala y exhala lento y suave por la nariz, simplemente escucha el sonido de tu respiración; aunque sea muy flojo, lo bueno es que estarás enfocando tu atención, escuchar tu propia respiración te hace ser consciente de ti y de tu cuerpo. A parte del sonido, es importante escuchar el ritmo, sin reloj en mano, no se trata de contar cuantas respiraciones hay en un minuto, sino de sentirlas. Pon también atención en el movimiento que hace tu cuerpo al respirar. Si tienes ganas de profundizar más, el yoga es una buena técnica que trabaja de base con la respiración.

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