¿Estás embarazada? ¡Enhorabuena! Ha llegado el momento de dar la feliz noticia a tu familia y amigos. ¡Sorpréndeles con las originales ideas que hoy nos traen Verónica y Javi, JustCoco Vlogs, y haz de este momento tan especial algo inolvidable!
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¡Gaby de Happy Ohana y Cristian de Familia Tutti están embarazados! Acompaña a las dos familias en un divertido reto donde los hombres podrán vivir en primera persona que se siente al llevar 8 kilos extra en su abdomen durante todo un día.
Descubrir que estás embarazada es uno de los momentos más felices en la vida. Pero también genera miedos y dudas. En este vídeo queremos ayudarte a resolver esas inquietudes. Acompañamos a la Familia Carameluchi a la consulta del Dr. González, ginecólogo de la Policlínica Alen; allí nos explicarán qué pruebas esenciales hay que hacerse durante el embarazo y veremos al pequeño William en una ecografía muy especial.
La ropita, la bañera, la sillita de paseo, la del coche… Son muchos los preparativos que hay que hacer ante la llegada de un bebé. Hoy Clarisse nos habla de sus básicos para el recién nacido. ¿Cuáles son los tuyos?
Durante el periodo de gestación se producen muchos cambios posturales. Debido al aumento del tamaño de la tripa, la pelvis se adelanta aumentando la curva o lordosis lumbar convirtiéndose en una hiperlordosis. Este desplazamiento del centro de gravedad del cuerpo se ve compensado llevando los hombros y el pecho hacia atrás, la cabeza hacia adelante y aumentando la base de sustentación (separando los pies). Esto puede causar los dolores de espalda tan frecuentes durante el embarazo.
Para evitar esta situación se puede seguir una serie de recomendaciones, que ayudarán a evitar o retrasar la aparición de estas molestias y que tendrán la misma utilidad en otras etapas de la vida que no sea el embarazo.
– Cuando estés de pie evita tener los pies separados o muy juntos, las rodillas hiperflexionadas y las manos en jarras apoyadas en la zona lumbar. Esta posición sólo agravaría el problema.
La postura ideal o más cómoda para ti será la que te proporcione un cambio de peso del cuerpo de una pierna a otra. Para ello flexiona una pierna apoyándola en un escalón o banquito y dejando el peso sobre la otra. Es importante que vayas alternando el peso.
Si no dispones ni de banco ni escalón, simplemente adelanta un pie y sigue el mismo procedimiento.
– Sentada intenta mantener las caderas y rodillas flexionadas. Puedes colocar los pies sobre un banquito. Eso te ayudará a mantener la zona lumbar en una posición más neutra.
Muchas veces se tiende a cometer el error de ponerse un cojín en la zona lumbar pensando que eso te ayudará a estar más cómoda, pero eso solo empeora la situación ya que aumenta más la curva, de manera que es más recomendable que lo coloques en la zona dorsal.
Si estás sentada frente a un escritorio y tienes que girar el cuerpo, acompaña el movimiento con las piernas. Es decir gira todo el cuerpo. El movimiento te resultará más sencillo si dispones de una silla giratoria.
Si por tu trabajo pasas mucho tiempo en esta posición, establece tiempos de descanso cambiando de postura durante toda la jornada laboral.
– Puedes tumbarte boca arriba durante el embarazo, hasta que empiece a resultarte incómodo y esto suele suceder a finales del segundo trimestre, aunque depende de los casos. No es muy recomendable mantener esta posición durante mucho tiempo ya que puede ocasionar una falta de oxígeno en el organismo llegando a afectar al bebé. Y esto es porque el peso de tu hijo carga sobre la vena cava impidiendo una buena circulación de retorno. Si estás en esta posición lo mejor es que flexiones las caderas y las rodillas, lo que también te ayudará a tener más pegada la zona lumbar a la superficie sobre la que estés tumbada. Para ello, colócate una almohada debajo de las corvas.
– Boca abajo es la posición menos recomendada ya que se oprime el pecho y se aumenta la curva lumbar. Si tienes que adoptarla, colócate un cojín debajo del ombligo. Aunque poco a poco, y a medida que vaya aumentando el volumen de tu abdomen, tú misma la evitarás.
– Lo más recomendable es que te tumbes de lado siendo lo ideal sobre el lado izquierdo ya que favorece el retorno venoso. Puedes ponerte un cojín pequeño más o menos a la altura de la cintura para mantener una alineación de la columna. A esto también te ayudará flexionar ligeramente la pierna que está directamente en contacto con la superficie sobre la que estás echada. Flexiona la cadera y rodilla de la otra pierna de manera que quede más adelantada y coloca un almohada debajo. También puedes adoptar esta posición con las dos piernas a la vez y colocando un cojín entre las rodillas.
No levantes del suelo o de la superficie sobre la que estás las dos piernas a la vez, ya que sobrecargarías excesivamente la zona lumbar. Incluso unos meses después de haber dado a luz evita esta acción.
Evita llevar ropa ajustada sobre todo en piernas y cintura para no favorecer la aparición de varices. Lo recomendable es que lleves ropa cómoda y amplia y a ser posible de tejidos naturales. De la misma forma, lleva zapato cómodo evitando tacones altos que dificulten el equilibrio. Lleva poco tacón que te permita distribuir la carga por igual en todo el pie.
Ponte sujetadores que hagan honor a su nombre, de tirantes anchos.
Si en algún momento tienes que desplazar una carga, como por ejemplo cuando vas a la compra, ponte el carro delante de forma que simétricamente empujes con las dos manos. Si no dispones de carro y llevas bolsas, distribúyete la carga por igual en ambos brazos.
Es un síntoma muy frecuente en todos los trimestres del embarazo, pero sobretodo da mucha guerra hacia al final. El efecto hormonal de la progesterona entorpece el tránsito intestinal. Además, por la distensión uterina, los órganos intraabdominales se encuentran comprimidos, por lo que el ácido y los jugos gástricos pueden difundirse en pequeñas cantidades a la ultima parte del esófago, que no se encuentra protegido para defenderse de esas secreciones y es en ese momento cuando empiezan los síntomas: dolor tipo ardor, quemazón o punzada en un punto localizado en la boca del estómago que se puede asociar a náuseas y vómitos.
Lo recomendable, como siempre, son los cambios en el estilo de vida antes que los farmacológicos. Por supuesto, al estar embarazada, si fumas habrás dejado el tabaco que también es un irritante natural de todas las mucosas y si no lo has hecho, ya tienes otro motivo para proponerte el dejarlo.
La idea es que el estómago no sobrepase su capacidad, por lo que sugiero comer en pequeñas porciones varias veces al día. Una comida copiosa puede empeorar mucho tus síntomas. Aunque recomendamos que tomes mucho líquido es mejor no hacerlo con las comidas, para no distender el estómago en exceso. Por supuesto, el no subir mucho de peso durante toda la gestación también ayudará a evitar ésta y otras complicaciones.
Otro apunte que recomiendan los nutricionistas es el comer despacio, cosa difícil en estos tiempos que vamos tan acelerados, pero si la comida está “masticada y deshecha” su paso a través del estómago e intestinos será más rápido. Las comidas muy calientes son irritantes naturales de la mucosa esofágica, así que cuidado también con la temperatura de lo que ingieres.
Después de comer, es mejor permanecer sentado, sin tumbarse, durante un periodo no inferior a las 2 -3 horas, para facilitar la digestión de los alimentos. Además, se sugiere tener elevado el cabecero de la cama para disminuir el reflujo nocturno. También evita las situaciones en las que haya presión abdominal aumentada como cinturones apretados, fajas muy compresivas, etc.
En cuanto a los alimentos recomendados, debemos evitar los que tienen mucha grasa, los muy condimentados o muy picantes. Los irritantes para las mucosas como el café, la cebolla, pimienta, el ajo y los pimientos, son los que deberías evitar a toda costa. Los dulces industriales son también difíciles de digerir y provocan acidez, sobretodo el chocolate y los refrescos con gas. En cuanto a las frutas, prefiere las que no sean muy ácidas (evitar piña, naranja, mandarinas, tomate, limón, etc.) y si las puedes comer cocinadas será más fácil su digestión.
Si a pesar de todas estas recomendaciones no controlas los síntomas y se hacen cada vez más intensos, coméntaselo a tu médico, existen fármacos seguros que te pueden ayudar a pasar esta etapa y evitar complicaciones.
Extraído de http://tumesanutritiva.blogspot.com.es/2014/02/reflujo-gastroesofagico-y-nutricion.html
La recuperación postparto se basa en la rehabilitación de todas las estructuras de nuestro cuerpo que han sufrido cambios por todos los meses de embarazo. En ellos la mamá se ha ido adaptando para ir dando cabida al bebé y cubrir todas sus necesidades.
Los nueve meses de gestación junto con el parto se acompañan de ciertas secuelas que es recomendable trabajar lo antes posible, y es lo que nosotras llamamos recuperación postparto.
Durante los ocho diez primeros días del postparto, aquellas partes blandas que sufrieron fuertes tensiones, se encuentran en proceso de cicatrización. Por esta razón, se deben respetar los tiempos, trabajar de manera suave, simplemente para ir tomando conciencia de nuestro abdomen y suelo pélvico y mandando vascularización a esa zona pero sin sobrecargarlos.
Una vez pasados estos primeros días sería recomendable realizar una valoración del abdomen para poder evaluar cuál es su estado y ponernos “manos a la obra”. Para la valoración del suelo pélvico recomendamos esperar el tiempo de cuarentena en el que la mamá se irá recuperando de manera natural; de esta manera evitamos tratar ciertas “patologías” que se recuperarían por sí solas.
La recuperación postparto siempre depende de cada mamá, del embarazo que haya llevado y, lo más importante de todo, de cómo ha transcurrido el parto. Depende mucho si ha sido natural, instrumental, por cesárea o si ha habido trabajo de parto que al final haya acabado en cesárea de urgencia.
En mayor o menor medida también influyen las condiciones de cada mujer, puesto que la naturaleza de la mamá ayudará o no a que esta recuperación sea más o menos rápida.
Los puntos clave a rehabilitar son: nuestro abdomen y suelo pélvico, que trabajan de manera conjunta y sinérgica y la toma de consciencia de una buena alineación corporal. Esto último es más difícil, sobre todo en la época de la lactancia o crianza ya que el cansancio y el cargar al bebé para amamantarlo no ayuda mucho.
La recuperación es esencial para no crear alteraciones en un futuro ni disfunciones que a la larga puedan darnos serias preocupaciones y, por otro lado, para tener el cuerpo bien preparado para otro futuro embarazo.
En un parto natural, la pelvis de la mamá ha sufrido muchos más cambios que la de un parto por cesárea, ya que se han agrandado lo máximo posible los diámetros pélvicos. El bebé entra por lo que denominamos “la excavación pélvica” y por último atraviesa el suelo pélvico que funciona como la puerta de salida al exterior. Esta musculatura se tiene que relajar y adaptar a la cabecita del bebé. Es la parte que más puede sufrir por tema de desgarros o episiotomía en caso de que no quepa la cabecita del bebé. Y se lesiona sobre todo en el primer parto de la mamá ya que es la primera vez que se tiene que estirar tanto el periné. Por lo tanto, la recuperación va a ir muy centrada en la recuperación del suelo pélvico, porque no sólo hay que conseguir una buena tonificación de éste por todo el peso que ha tenido que soportar durante tantos meses, sino porque se ha podido dañar y tener puntos de dolor que si no se tratan no van a acabar desapareciendo por sí solos.
Un suelo pélvico sano es sinónimo de buen tono abdominal, buen funcionamiento de nuestro tubo digestivo, relaciones sexuales satisfactorias… y sobre todo buen nivel de satisfacción íntima y personal.
Algunas estructuras óseas también sufren, por lo que debemos tomar cartas en el asunto, y por último, pero no menos importante, trabajaremos el abdomen para que desde el primer momento empecemos a buscar el tono necesario para conseguir esa cinturita que teníamos anteriormente al embarazo. Y sólo se puede alcanzar con trabajo, entrenamiento y esfuerzo.
La recuperación de una cesárea es un pelín más latosa ya que se incrementa una cosa más en el tratamiento, la cicatriz. Cuanto más profunda sea una herida, más capas de tejido estarán afectadas e implicadas en el proceso de cicatrización, y por tanto existirá mayor riesgo de formación de zonas de tejido fibrótico (poco elástico) y adherencias, dando lugar a distintos problemas. El tratamiento de fisioterapia debe ser lo más precoz posible con el objetivo de evitar la formación de adherencias, bridas y cordones fibróticos.
Se utilizan tanto técnicas manuales como técnicas instrumentales (radiofrecuencia con INDIBA®) para mejorar el aporte sanguíneo de la zona e ir confiriendo al tejido cicatricial la consistencia y elasticidad necesarias para realizar su función correcta sin limitaciones mecánicas, alteraciones de la sensibilidad ni dolor.
Por último, el trabajar un buen esquema corporal será muy importante para disminuir los dolores de espalda que se suele acusar durante el postparto. Y todo ello siempre de la mano de un fisioterapeuta especializado en obstetricia y uroginecología.