Truquitos para lavar la ropa del bebé
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Si estás embarazada y preparas la ropita del bebé, lava todo antes de usarlo: sábanas, fundas, muñequitos de trapo o peluches, arrullos y mantitas… y toda la ropita que vayas a usar. Recuerda quitar todas las etiquetas: las de la tienda por supuesto, pero revisa las internas y aunque las conserves al principio para recordar cómo aconsejan su lavado y de que material está hecho, quítalas también puesto que a un bebé chiquitín le puede resultar muy incómodas, ya que son enormes en relación al tamaño de su cuerpo.
Como la ropita está en pleno contacto con la piel súper sensible del bebé os aconsejo:
- Durante las primeras semanas o primeros meses, lavar a parte su ropa con el objetivo de que no esté en contacto con otras prendas mucho más sucias. A medida que el bebé va creciendo y madurando, sobretodo cuando ya se desplaza por el suelo, se puede empezar a mezclar con el resto de ropa.
- Para proteger su delicada piel, se recomienda usar un jabón neutro o especial para bebés y no usar suavizantes u otros aditivos. Una alternativa puede ser el vinagre porque no es tan agresivo: puede actuar como suavizante cuando lo añades al final del enjuague y, además, protege los colores de las prendas y, a la vez, la maquinaría de la lavadora. Existe un vinagre blanco y destilado que esta destinado al lavado.
- Si lavas a mano, hay que poner especial atención a enjuagar bien la ropa para que no queden restos de detergente que podrían irritar su piel.
¿Y que pasa con las manchitas de caca que nunca se van?
Los bebés de lactancia hacen unas caquitas de color mostaza (también pueden ser de color verde o marrón) que si se escapan del pañal tiñen la ropa. Muchas veces, los bodys o pantaloncitos quedan manchados y aunque los laves y laves, las manchas no desaparecen. La mejor manera de eliminarlas es teniendo la ropa al sol, el blanco vuelva a ser blanco brillante y la ropa queda impecable.
Bebé a Bordo
El baby coach de Bezoya que te acompaña desde el embarazo, parto y postparto, hasta sus primeros pasos.
¡Viajando con un bebé!
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Se acercan las vacaciones y cuando el sol comienza a darnos su calorcito, salimos más a la calle, vamos a la playa, a la montaña, al pueblo, hacemos barbacoas en casa de los amigos… En fin, que nos desplazamos más y con la llegada de un bebé a la familia, también.
¿Cual es la mejor manera? Tren, coche, avión…
Un bebé se adapta a las opciones que deciden los padres. Siempre que sea un bebé sano y esté con mamá y papá, no hay norma ninguna en cuanto a la edad en la que puede empezar a viajar; no obstante, si tienes dudas, consulta con su pediatra. Por tu parte, podrás empezar a viajar cuando te sientas con ganas y estés recuperada del parto, previa consulta a la matrona.
Si sois amantes de los viajes no lo cambiéis, simplemente adaptarlos al momento en que estáis. Como siempre, la comunicación de la pareja para valorar las opciones es vuestra mejor guía, puesto que conocéis a vuestro bebé más que nadie y sabéis si:
- Se duerme siempre que viaja
Te da pistas de que puedes viajar en el transporte que más te convenga y, teniendo en cuenta que es un/a “dormilón/a”, también puedes escoger el horario.
- Se inquieta y llora mucho
Si está en esta etapa, la opción del coche hay que pensarla muy bien, porque si ocupas el asiento del copiloto, mientras el coche esté en marcha, no podrás dar de mamar ni coger al bebé; por tanto, podrías no disfrutar del viaje y tener distracciones que no convienen. A veces, basta con viajar a horas en las que va a dormir el bebé para que viaje más a gusto.
- Si el bebé está en una etapa de muchos bracitos o tomas muy seguidas.
Escoged un transporte donde podáis encontrar el equilibrio entre sus necesidades y las vuestras, como por ejemplo el tren, porque al fin y al cabo, estamos hablando de un viaje de placer para disfrutar en familia.
Ventajas e inconvenientes de los medios de transporte
Si vas a viajar en coche, lo esencial es disponer de una silla segura para la edad de tu bebé. Además, es importante que pares cada 1:30h a estirar las piernas, sacar al bebé de la silla para que tome aire y cambie de posición. Estas pequeñas pausas ayudarán a distraer al bebé y también será bueno para su cuerpo y postura. Aprovecha para beber agua y darle la toma “aunque no le toque”, ¡Es necesario estar bien hidratados! Otra recomendación es mantener una buena ventilación, bajar las ventanillas de vez en cuando para cambiar el aire de dentro del coche es una opción adecuada.
Viajando así, puedes llevar juguetes, bebidas a mano, ir y parar donde quieras y llevar el equipaje que tú decidas o, ¡el que te quepa! Porque con un bebé a bordo llevarás muchas cosas.
El tren es una buena opción porque estaréis más libres, podréis pasear para estirar las piernas y tener más contacto con el bebé, abrazarlo y darle el pecho cuando lo necesite. ¿El problema? Las limitaciones con el equipaje, cómo cargarlo y bajarlo del tren a la vez que transportas al bebé y el espacio reducido de almacenaje que hace que tengas que escoger muy bien lo que llevas contigo. Si usas carrito tienes que saber que en algunos trenes de largo recorrido hay espacio para acoplar el cochecito, pero no siempre se goza de esa opción, con lo que será un objeto más a transportar y plegar.
El avión te permite llegar rápido a un lugar lejano y a veces es importante. En esta opción el equipaje vuelve a ser limitado y el bebé estará sentado con el adulto en el mismo asiento, lo que es una ventaja para dar de mamar y mimar cuando lo necesite, pero viajaréis en un espacio reducido. Es importante programarlo con antelación, no olvidéis que esta opción requiere de documentación también para el bebé.
Ingredientes para la receta de un buen viaje
Ten en cuenta la distancia, vuestras preferencias y necesidades, el equipaje, el espacio disponible, la seguridad… Añade una pizquita de lo que quieras y combínalo con buena intención para pasarlo bien y disfrutar juntos de la experiencia.
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Pies descalzos
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Los bebés no necesitan zapatos, la única función que tienen en los lactantes que no andan es estética, aunque pueden servir para protegerles del frío.
El zapato es una prenda de vestir, con una larga historia. Sus principales funciones son proteger los pies del frío y de los golpes al andar.
La estética también es importante en nuestra vida nos gusta llevar a nuestros hijos bien guapos, pero si le vas a poner calzado a tu bebé que no anda, debes tener en cuenta que sea de un material natural, flexible y que el pie quede holgado. El calzado debe adecuarse a la estación del año, si es verano mejor el pie desnudo o usar un material muy fino y aireado. Si es invierno puede ser un patuco de lana: aprovecha para tejerlo tú misma o usar los que hace la abuela 😉
Actualmente vuelve a estar de moda la ropa de bebé artesanal. Por ejemplo, en mi caso que estoy enamorada de los pies de mis hijos, ¡los patucos se han convertido en otra de mis pasiones! Me encantan los piececitos de los bebés, me parecen una de las cosas más hermosas que nos regala la vida, y en mi tiempo libre, tejo patucos.
Para mí es igual de importante tanto escuchar como cuidar mi cuerpo, por eso no me olvido de incluir mucho color en mi alimentación, una botella en el bolso para mantenerme hidratada y siempre que puedo intento disfrutar de un rato al día sin zapatos, estando descalza.
En las clases de yoga se recomienda tener los pies libres y descalzos porque son una zona del cuerpo muy importante y sensible, son la raíz del cuerpo y nuestro apoyo al andar, son parte de nuestro equilibrio, y no hay que olvidar que los dedos tienen movilidad. La planta de los pies está llena de puntos de reflexología (1). A mí me gusta recordar que los pies son la parte del cuerpo más alejada de la cabeza ya que es en ella donde se acumulan las preocupaciones, donde habitan los pensamientos, que son muy importantes en la vida, pero a veces pasamos demasiado tiempo centrados en ellos. Por tanto para conseguir evadirnos y dirigir la atención a lo instintivo, y al sentir, me gusta el concepto de centrar la atención en la parte del cuerpo que más lejos está del cerebro, los pies.
Los niños están en pleno desarrollo, el cerebro del bebé es mucho más emocional que racional y se centra más en el cuerpo que en la mente, con lo que es muy importante que puedan experimentar suelos naturales como arena de la playa, piedras de la montaña, hierba de los prados, para sentir, nutrir y aprovecharse de los grandes beneficios que esto aporta a sus vidas. Los bebés necesitan descubrir y explorar su cuerpo, ¡se llevan la mano a la boca pero también los pies!.
Fuentes:
- Asociación Española de Pediatría Atención Primaría
- http://www.familiaysalud.es/vivimos-sanos/higiene-y-sueno/el-calzado-infantil
- (1) Reflexología. (Del fr. réflexologie, de réflexe, reflejo, y -logie, -logía).
- 1. f. Estudio de la técnica de los masajes aplicados en determinados puntos de los pies o de las manos con el fin de estimular las capacidades curativas del organismo. Real Academia Española © Todos los derechos reservados
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