El uso del chupete

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¿Qué hago? ¿Le pongo chupete a mi al bebé? ¿Es bueno? ¿Es malo?…

Los bebés dentro del vientre de su mamá tenían todas sus necesidades cubiertas. Estaban calentitos, alimentados de forma continuada a través del cordón umbilical, acunados al ritmo de la respiración de su mamá y ¡practicando la succión! Es frecuente ver a los bebés, a través de las ecografías con el dedo pulgar en su boquita, una imagen muy tierna. La succión es un mecanismo de supervivencia muy potente. Al nacer el bebé tiene que desplegar todos sus recursos para que se les atienda. Los sonidos, gemidos y otras señales despiertan en su madre el instinto de protección y de acercamiento hacia el pecho para activar la lactancia. Los bebés asocian la succión del pecho con el alimento, con la bebida y con la protección. Poco a poco van asociando la succión a un estado de relajación.

El chupete es una herramienta para provocar la succión y efectivamente, muchos bebés se calman cuando se lo introducimos.

Entonces, ¿cuál es el problema?  Los bebés nacen programados para mamar, pero esperan mamar del pecho de su madre. La forma en la que el bebé coloca la boquita para la lactancia tiene unas características especiales. Tiene que abrir muy bien la boca para que las tomas sean eficaces y no le moleste a su mamá.

Puede ocurrir que si a un recién nacido le introducimos un chupete, o cualquier tipo de tetina le podamos crear confusión a la hora de succionar porque la forma de la boca varía. Además los bebés recién nacidos son muy inmaduros, al introducir el chupete podría ocurrir que se saltaran una toma al quedarse dormidos y esto repercutiera en la ganancia de peso del bebé. Tan sólo está recomendado el uso de chupete en prematuros y siempre de forma muy puntual y por espacios breves de tiempo, para que puedan ejercitar el acto de succionar. Es por eso que la Asociación Española de Pediatría no recomienda el uso del chupete en las primeras semanas de vida del bebé para asegurar que la lactancia se instaura correctamente.  Es por ello también que los Hospitales IHAN (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia) respetan estas indicaciones.

Entonces, ¿qué puedo hacer? En estas primeras semanas de vida, alrededor del primer mes,  podría ser muy buena opción el uso del “chupete piel con piel”. Su uso es siempre puntual, no mantenido, los bebés reciben contacto y la interferencia con la succión parece ser menor.

A partir del primer mes de vida, el chupete, es siempre una herramienta de los padres para usar en los momentos y situaciones que se decidan. El bienestar emocional de toda la familia en su conjunto es lo principal y si la opción de succionar el pecho de mamá no está siempre disponible cuando el bebé lo reclama, por la razón que sea, otras alternativas pueden ser bienvenidas.

Fuentes:

www.ihan.es
www.aeped.es



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¿Cómo son los primeros días del bebé?

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“Por fín, ya está aquí…. Ahora puedo abrazarle, besarle, verle su carita”.

Han sido unos meses largos de espera. Especialmente las últimas semanas se hacen interminables. El vientre abultado, sensación de pesadez, las visitas nocturnas al cuarto de baño, las múltiples llamadas (bien intencionadas) de la familia y amigos en espera de noticias…… Y de repente ya está aquí.

Los primeros días de vida del bebé son muy importantes. El bebé dentro de mamá tenía todas sus necesidades cubiertas. Estaba calentito, flotando, acunado al ritmo de la respiración de su mamá y con el latido cardiaco materno como música de fondo. A través del cordón umbilical el alimento llegaba de forma continuada, sin necesidad de pedirlo.

Al nacer, esta unión del cordón umbilical se termina y el bebé tiene que poner en marcha sus mecanismos de supervivencia. Es maravilloso y un espectáculo para los sentidos poder presenciar cómo un recién nacido de apenas unos minutos de vida y colocado en el vientre de su madre comienza a mover la cabeza, a emitir sonidos, a ¡reptar! para poder llegar hasta su objetivo, el pecho materno.

El pezón ha cambiado de color durante el embarazo. Ha aumentado la pigmentación, ¿para qué? Para que el bebé pueda diferenciar con mayor claridad su objetivo porque los bebés ¡pueden ver! Un bebé alerta tras un parto espontáneo y natural llega al pecho de su madre, mama el tan importante calostro, establece contacto visual con ella …y …¡plás! “La naturaleza los atrapa”. En las primeras dos horas tras el nacimiento* se produce el mayor pico de oxitocina de la madre y del bebé y entre otras cosas desencadena el importante vínculo afectivo entre madre y bebé.

Durante los primeros tres o cuatro días el bebito se alimentará de calostro, auténtico “oro líquido” por sus propiedades.  Se está adaptando a la vida, espera recibir alimento con la mínima señal que emita, el llanto sería una señal tardía.

Y, si recordamos que dentro del vientre no estaba ni en silencio ni en quietud (latido y respiración materna) el contacto piel con piel hará esta transición amable, fluida y el bebé irá asociando que su mundo, su mamá, le responde.



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